Artículo escrito por Víctor Martín, técnico de comunicación de MPDL Toledo

Nos encontramos ante el comienzo de una nueva era marcada por la irrupción de las Inteligencias Artificiales. Estas nuevas herramientas se encuentran en el ojo de la tormenta tecnológica, generando diversidad de opiniones. Pero esta nueva realidad está aquí, no se puede cambiar, tenemos que adaptarnos y actualizar nuestras costumbres digitales.

El 30 de noviembre de 2022 se lanza Chat GPT. En sus comienzos, es muy criticada, distintos escándalos mediáticos realizados con IA: fake news, suplantación de identidad, manipulación de imágenes entre otros. Esto sumado al miedo de la sustitución de personal humano en distintos puestos de trabajo hacen que la población renuncie de ellas.

En poco más de un año se ha convertido en una de las inteligencias artificiales más usadas y extendidas. Resulta curioso cómo ha cambiado la percepción del público, al preguntar en sesiones con participantes de distinta edad, género y procedencia. Siguen apareciendo posiciones detractoras, pero empiezan a aparecer nuevas valoraciones de estas nuevas inteligencias y el cambio que están suponiendo. Estas opiniones coinciden en implementarlas como una herramienta que nos ayude a mejorar en nuestro trabajo.

Preguntando a Chat GPT su opinión acerca de la IA nos encontramos afirmaciones como: “Como inteligencia artificial, no tengo opiniones ni emociones propias.” “Las opiniones sobre las inteligencias artificiales suelen variar entre entusiastas que ven su potencial para mejorar la eficiencia y resolver problemas complejos, y aquellos que expresan preocupaciones sobre cuestiones éticas, privacidad y el impacto en el empleo.” “Es fundamental considerar aspectos éticos y sociales al desarrollar y utilizar inteligencias artificiales.”

En la actualidad nos encontramos con testimonios de profesores que ya hablan de cambios en las metodologías educativas, profesionales que han visto como gracias a estas herramientas se ha ganado tiempo y calidad en resultados de trabajo. Podemos generar cualquier tipo de contenido; sin limitaciones. Lo que supone la aparición de prácticas peligrosas como la generación de imágenes sensibles que se difunden en la red. Por ello debemos hacer un uso responsable y aplicar la moral y la ética a la implementación de estas. Pensando en la igualdad, la privacidad, la seguridad, la transparencia y la toma de decisiones propias.

Como entidades del tercer sector, gracias a la IA podemos encontrar mejoras en la eficiencia, optimización de procesos y potenciar el impacto de nuestras actividades. Ejemplos de buenas prácticas: Inspiración a la hora de realizar proyectos y actividades; generar modelos para guías, calendarizaciones y comunicados; realizar análisis de datos, con la finalidad de mejorar o adaptar nuestros procedimientos; hacer previsión y gestión de recursos; adaptar a distintas necesidades de las personas beneficiarias a nuestros servicios; mejorar la comunicación utilizando traductores instantáneos…

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