La primera vez que me hablaron de la Red de Lucha contra la Pobreza fue por teléfono, y al otro lado de la línea estaba un buen amigo de Hellín, que me indicó que al frente estaba Carlos, que era un antiguo compañero suyo de Ciudad Real muy interesante. En este momento, otoño del 2000, conocer el proyecto de esa red contra la pobreza encajaba bien con mis pretensiones de desempleado con recién estrenadas cargas familiares.
Efectivamente, Carlos era un tipo muy interesante y rápidamente encajamos en una relación de compañerismo enfocada en hacer crecer esa pequeña red de organizaciones que tenía como epicentro un pequeño espacio cedido por la Asociación Pretox en Toledo, que también acogía a la asociación Llere, con las que compartíamos ideas, objetivos y material de oficina. Fruto de la confluencia de ideas y trabajo de esta pareja de dos que empezó a presentar la Red por toda la región, empezaron a materializarse proyectos y la oficina de la Red la trasladamos a un espacio propio donde materializar nuestras propuestas de lucha contra la pobreza.
El desarrollo del II Plan Regional de Integración Social tuvo a la Red EAPN como agente destacado para su vertebración y desarrollo, y de la mano de un buen puñado de profesionales de la administración regional como Esther, Mila, Javier y Joaquín; entidades sociales como Mar, Carlos o Gabriel,; y de algunos ayuntamientos como Marisa, Rosa o Justo, que tuvimos la suerte de confluir en ese mismo momento y en los lugares de la región donde se desarrollaban multitud de encuentros y jornadas que los diferentes y simultáneos procesos participativos generaba, forjándose una forma de hacer y pensar la inclusión cuyo eco llega hasta nuestros días por su acrónimo PRIS, aunque tras su cierre en 2007 ya ha sido más una leyenda idealizada que un hecho.
Entretanto, la Red EAPN fue creciendo y desarrollándose de la mano de interesantes iniciativas y programas que hicieron crecer su estructura física, con tres oficinas en otras tantas capitales de la región, conformando un importante grupo humano y material, y constituyéndose en una plataforma de representación de un número creciente de organizaciones de toda la región. Es en esos años previos a la crisis de 2011 cuando se desarrollan los tres pilares esenciales de trabajo de la Red, que son la innovación, la participación y la investigación social, que quedaron plasmados en la consecución de su sello de calidad EFQM, y aún permanecen como guía de acción refrendada por sus organizaciones. A nivel externo, nuestro Carlos asume la presidencia de la incipiente EAPN España que despegó gracias al empuje manchego de Jota y al buen hacer de sus gestores, hasta ser una de las redes más influyentes del Estado.
La crisis de 2011 fue especialmente virulenta con la población más empobrecida y las personas que las atendían desde las organizaciones de la EAPN CLM, que pronto cayeron en la cuenta del sueño de estabilidad que el PRIS les había inducido, situándoles frente a la oscura realidad de recortes en políticas sociales que se cernían de la mano de la ola de austeridad que venía de Europa y lo inundaba todo. La Red, al igual que las organizaciones que la formaban, vivió momentos de duros aprendizajes al tener que reconducir su atención a un número creciente de personas y necesidades y clausurar dispositivos y recursos. Es en ese momento cuando la EAPN, nuestra Red tiene que hacer un ejercicio de frugalidad y volver a sus orígenes de estructura técnica básica para acometer un solitario tránsito por el desierto, puesto que el equipo que nos había acompañado en esta etapa de expansión ya no pudo resistir este viaje y tuvo que buscar nuevos horizontes, como Marta, María, Juan Carlos o Tabo.
La realidad de la austeridad puso al descubierto el escaso peso de nuestros Servicios Sociales públicos, la debilidad de los apoyos donde ejercían su labor las organizaciones y las nuevas situaciones de pobreza y exclusión social solo recordadas por nuestros abuelos. Fue a partir de la incorporación de recursos para luchar contra la pobreza que empezaron a llegar de la mano del nuevo periodo de programación de fondos estructurales 2014 – 2020 y la descentralización de los programas nacionales de la asignación al 0,7 de IRPF, cuando las políticas sociales y de atención a las personas vivieron un rebote alcista. También salió el sol para la Red, que en este tiempo de oscuridad tratamos de ir un paso por delante innovando en la forma de hacer nuestro trabajo y manteniendo la coherencia y rumbo que nos había mantenido en el camino. Es en ese momento cuando el equipo de la EAPN, al igual que el del resto de organizaciones del sector empieza a crecer, con cautela y criterio para evitar errores pasados, lo que nos lleva a innovar en la integración de nuevos perfiles en nuestro equipo, insultantemente joven, preparado y polivalente.
Con las políticas sociales en plena expansión llegó la pandemia del Covid-19, el confinamiento, la digitalización de la vida y acción social, generando nuevas brechas y situaciones a las que nuevamente el sector social ha tenido que adaptarse rápidamente para seguir atendiendo a las nuevas necesidades y demandas ciudadanas. La Red también vivió esta nueva situación, pero no sufrió tanto como en la anterior crisis, bien porque ya había apostado seriamente por digitalizarse un año antes, bien porque nuestro equipo se adaptó muy ágilmente a la nueva situación, permitiendo mantener nuestro rumbo, con más velocidad si cabe, en este nuevo contexto digital.
Son veinte años de aprendizaje continuo y trabajo en la Red de lucha contra la pobreza que han pasado deprisa, donde con la ayuda de buenas compañeras y compañeros de camino hemos construido el Tercer Sector en la región, tejido red, y hemos puesto nuestro granito de arena para la ayudar a la construcción de las políticas sociales que con más o menos acierto se desarrollan en nuestros días. Ha habido tiempos mejores, y también peores, pero siempre trabajando con la ilusión del primer día, en esta misión de mejorar la situación de las personas más vulnerables.